Mi nombre es Torrentini.
Me recuerda a Jesús, de Horcas Coloradas. De Villares del Saz.
Fuimos entrañables enemigos de protonovela militar.
Matamos el tiempo imaginando cómo hallar el Santo Grial. Pensábamos las situaciones más absurdas y las trasladábamos a nuestro entorno africano.
Ahora, mil años después, -un lunes más-, repito mis pensamientos; y sus vueltas me dan vueltas a mí.
He de escribirle, llamarle. Y también a Custodio. Un ángel de Casas del Castañar.
Nuestras cabezas se dislocaron pretendiendo ser subjetivos cuando nada en el cosmos lo es salvo la luz del sol.
Fumas un cigarrillo y otro yo cuando se termina el primero.
La única verdad es que vuelve a hacer frío como en invierno y yo me marcho, me voy de aquí.
miércoles, 21 de febrero de 2007
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