martes, 6 de febrero de 2007

Desde el tren

En días como hoy salgo a la terraza y me tumbo a ver pasar aviones -alieni iuris-, y pienso una sarta de palabras.
Dear Joachim: se dice cosí, no? Desde los trenes,-recuerda-, las cosas se ven diferente.
Me resbalo en el asiento pensando lo que dejamos atrás. ¿Es bueno?¿es malo? Todo es relativo (Einstein) y decido ser indeciso. Alma y cuerpo se estiran poniendo a prueba mi elasticidad. De lo metafísico a lo lujurioso, de lo íntimo a lo público, de lo barroco a lo vacío.
Queda la excusa de la Primavera.
El libro y la rosa; la flor, la mariposa.

Estos días hemos descubierto por fin el método para formar nubes azules.
Fue preciso padecer la asfixia de una casa cerrada, y un clima indelicado. Desapacible, o sea.
Hubo días obscuros, polvorientos, tardes de lluvia.
Después, las flores de las que te hablaba nacían más decididas, movidas por impulsos anticlimáticos, claro.
Indiferentes todos al Mundial de Pelota jugado en México, lindo y picante.
Las túnicas que vestimos nos las regalaron unos árabes arrianos que guardaban bajo su almohada fotografías de Luther King, y de Jim Morrison.
Me mostraron una, que al pie decía: "1.971, Jim Morrison és a México. Busca´l ."

2 comentarios:

A dijo...

Alo!!!! tengo una duda existencial...para ud. Jim Morrison si no hubiese muerto hubiese sido un grande??? o su magia no era tan suculenta!???

besotes desde Arg!

Cariños!

A

Stone dijo...

Hola, A!!
Me alegra verte por aquí!
-Conocí muy poco de él, pero estoy convencido de que sí sería un grande, aunque GORDO también. No creo que sea fácil sobrevivir en condiciones a la propia fama.
Besos a Arg!! (desde Esp)