domingo, 28 de enero de 2007

DIEZ MINUTOS.

Llevo más de 10 minutos aquí, pensando qué hacer.
Posiblemente tendría que estar acostado, pese al agobio producido por el insomnio al sentir ese frío y miedo que me abrazan a veces, cuando me siento solo, confuso.
Tiempo atrás escribía historias cursis y tristes de amores fracasados e imposibles. Otras eran sobre individuos solitarios que jamás volvían, caminando siempre hacia un lugar desconocido con el que soñaban cada noche, donde encontraban a Dindi,la chica de Ipanema.
Me acostumbré a cartearme con amigos distantes; distantes en el recuerdo, lejanos en los mapas. Encontrábamos puntos de interés común, y la comodidad de poder desaparecer sin dar señales de vida. La emoción consistía en abrir el buzón y encontrar una de aquellas cartas inesperadas.
Leyendo un libro de Charlie Brown descubrí el nombre de aquel tipo de amigos: "amics de ploma"/"amigos de pluma". (1)
Carlitos se esforzaba mucho en su caligrafía y siempre empezaba igual sus cartas: "Estimat amic de ploma:..." Aquellos eran sus amigos de verdad también. Les guardaba respeto y devoción.
Cuando releo viejas cartas -cada día tengo menos, porque irremediablemente he de deshacerme de ellas- siento que casi puedo llorar cada vez que tú lloras. Vuelvo a ser el de aquel tiempo triste y gris.
Será por eso que las tiro, cortadas en pedacitos muy pequeños para que nadie pueda verlas nunca más.. Porque ya no soy aquel.

T´immagines pas le nombre de mots qu´il y´a
pour dir que t´es plus la
d´conjugasions a l´imparfait, au passe
souvenirs, souvenirs, t´es plus q´un
souvenir
une photo dans un tiroir
un mal au coeur qui viveut pas mourir
dans ma memoire
ainsi va la vie
ainsi va la mort, les absents ont
toujours tort

(1) En la actualidad -años 2006/2007 prefiero no considerar lo que podría entenderse bajo tal concepto a simple vista.

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