martes, 6 de febrero de 2007

TARDE


Esta mañana me levanté tarde.
Me sentí entonces inútil e incómodo al ver la hora : 11.45h.
La verdad es que me justificaba con el entorno: se filtraba poca luz por la persiana, y el silencio inundaba todo el piso. El calor tedioso y cargante hacía el resto.
Afuera el sol juega su papel sin yerro en un cénit arqueado; desprende hasta las olas su calor.
En las caras hay gafas oscuras, pamelas, gorras en las cabezas de cabellos tal vez rubios.
La idea es el mensaje.
Si quieres acompañarme usa tu teléfono, envía postales, cartas, paquetes o telegramas. Lanza botellas desde un acantilado con su mensaje dentro.
Estamos desesperados. Huímos de la desesperación y lo perdemos todo.
Me baño en el mar y en las olas para sentir mi calor entre la corriente más fría.
Al volver, recorro con la vista esta playa larga y ancha. Se queda vacía y puedo ver lejos un barco sin dirección ni velas que se atomiza con el resplandor de la sal.
Tú quiebras el viento que te susurra y te insinúa sobre los rizos de la mar y con el azul del cielo.

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