Barcelona, contemplando el mar desde una ventana. 22 de junio de 1985.
Uno escribe desde Barcelona y se piensa que hay que cruzar el espacio por encima del Mediterráneo, o atravesarlo en barco -preferentemente de vela- para poder disfrutar del aire, del viento en la cara y en las lonas azotadas.
Una vez me invitaron a un crucero por las Pitiuses. No pude ir.
¿Para qué voy a hablarte del mar yo, que no he navegado ni una milla?
Imagino rostros bronceados, travesías interminables...
En la orilla, sombreros de paja, sillas y mesas de metal pintadas de rojo y blanco.
Tumbonas de rayas.
martes, 6 de febrero de 2007
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