lunes, 24 de septiembre de 2007

RENDEZ VOUS

-De la manera que sigue presentaba Stone su participación como colaborador en una revista barcelonesa en 1.994:

"Supongo que lo propio en la apertura de una nueva sección en una publicación como ésta sería presentarse a uno como responsable y culpable de la misma -por lo que pueda suceder-; y dar luego unas nociones o una idea global de lo que va a ocupar este espacio mes a mes. Este último aspecto es el que menos me preocupa; sencillamente porque aquí tendrá cabida todo aquello que atraviesa nuestras mentes; bueno, casi todo.

Sueños y pesadillas, relatos de lo que nunca ocurrió y experiencias vividas; entrevistas con obscuros personajes, cuentos de las mil y una noches, y agridulces desengaños amorosos. Instantáneas seleccionadas de vidas ejemplares, puñaladas traperas, consejos que desatender, recortes de prensa o recuerdos de cuando alguien mecía nuestra cuna.

En cuanto a mi relación con la revista os diré que todo comenzó cuando conocí a Teresa, escondida tras un anuncio naranja en plena calle. Nunca le ha importado que utilice un nombre falso, y eso yo lo valoro mucho.

Entrando en un terreno más (uff...) personal, yo soy uno de esos muchos que aún no alcanzamos los 2 metros puestos en pie, aunque es algo que poco a poco voy aceptando.
Los pasos cebra a menudo me hacen estornudar en invierno, y me siento partidario de los desayunos de tenedor y cuchillo frente al periódico de la mañana.

Años atrás, escuchando las peripecias de un buen amigo mío, reclutado por el Servicio de Inteligencia Inter-Africano, descubrí que mi lucha, mi objetivo en esta vida sería la defensa de las Libertades de Occidente.
Pese a que estoy fascinado por la sabiduría oriental.
Lo demás es historia.

Conocí a Cuencation en el 90, poco antes de que estallara la Guerra del Golfo.
Melilla era un hervidero, y Cuencation y yo éramos 2 bichos más entre la multitud.
Prestábamos servicio a la Patria en el mismo cuartel de Regulares por puro azar, como suele suceder. Nuestra amistad-odio se fragüó después de muchas horas perdidas dando patadas a las piedras y bebiendo cervezas de litro en los bancos del único parque al que así podía llamarse en aquella colonia.
Eran escasas horas de ocio para llenarlas con actividades más gratificantes, más transcendentes; tampoco los nativos veían bien nuestros alardes de regocijo, ni nuestro holgar más tarde del toque de silencio... "

Stone.

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