Barcelona, 20 marzo 1986.
-Aló, Rikki?!..
El tiempo era bueno pero ha empezado a llover mientras estuve fuera.
Estoy aquí y me gusta ver cómo estudia la gente, me da serenidad, tranquilidad.
Todos tan tiernos y cariñosos con sus libros, abren la puerta quedamente, con cuidado. Somos como niños.
2-3 de abril.
Me hubiera gustado escribirte más desde allí, tal como hago hoy. Me he sentado como un aprendiz de yogui en mi cama sin hacer y disfruto estos momentos que me parecen robados porque casi me queman; y es que nadie hace ruido. Dormir es bueno. Decido que así puedo devolverme mi individualidad. No es extraño, ¿verdad?
Hablé esta mañana con Xavi Vendrell, extraviado; nadie sabía nada de su vida. Sigue siendo un tipo encantador y te recuerda con cariño.
Cambiando algo de tema, creo que llevas mucho tiempo sin venir, Rikki. ¿Qué te pasa? Escríbenos, porque también te amamos así, incluso sin ser capaces de hacer unas rayas y no contarte nada. Me pregunto por ti.
Ciril también me inquiría por tu existencia. Quiere verte. Igual que Natalia (*), Ana -a quien apenas veo nunca-, y Montse que sigue con sus cosas.
A todos nos encantaría visitarte por sorpresa en San Sebastián.
Ahora que lo pienso, ¿no es cierto que estas cartas parecen más "de verdad" al viajar mucho más lejos que las que nos enviábamos en Barcelona? Imagino que pasan horas y horas en trenes, que están durante días o semanas extraviadas en sacos y despachos grises y oscuros, acumulando polvo en un estante desportillado, sucio por el uso.
Hoy he subido por primera vez a una de las golondrinas del puerto.
¡Qué agua-aceite tan cochina! Sólo el viento en la cara y el regusto salado de la humedad daban crédito al mar.
Fui con Cristina, una amiga a la que casi nunca veo. Llegamos al rompeolas, le hablé de ti. De aquel amanecer después de Riski Business.
Rikki & Stone con gabardina.
Contéstame si puedes. Te escribiré pronto.
viernes, 2 de febrero de 2007
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